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lunes, 28 de febrero de 2011

Palabras de escritores: Julio Cortázar



Hoy "En Palabras de escritores", Julio Cortázar quien, como los dos escritores que nos acompañaron días pasados, tampoco necesita introducción alguna. Sus libros, traducidos, inclusive a lenguas lejanas del castellano, hablan por sí solo. En esta entrevista, también realizada por el periodista español Joaquín Soler Serrano para la televisión española en 1977, Julio Cortázar se explaya sobre la publicación y el estilo.

Taller Literario La Colmena

Sobre la Creación Literaria: Derribaré mi imaginación y la reconstruiré en tres días


Cómo intentaba de explicar en el artículo anterior, los escritores, sobre todo, quienes somos nóveles o no contamos con la suficiente experiencia, padecemos una injustificada obsesión con la inspiración y que se desparrama en diferentes puntos, desde el tiempo que me llevó a escribir el cuento o la poesía hasta cuántas correcciones me sumió el texto, como si el hecho de corregir fuese una señal de debilidad; casi se podría compararlo con el plano sexual y deliberar sobre la frecuencia que me acuesto con mi pareja por semana y, lamentablemente, la cantidad o la rapidez, para hablar en el caso de la literatura, no es proporcional a la calidad.

Hay un caso paradigmático en la literatura universal que muy bien nos ayudaría a desentrañar este misterioso tema; se llama Franz Kafka. No sólo en varias biografías, si no que diría que es de dominio público en el ámbito intelectual,cuando se hace referencia a su forma de trabajo y, casi siempre, se cita a su cuento "La Condena" escrito durante una febril noche entre el 22 y el 23 de septiembre de 1912 o las ocho horas que le llevó concluir su cuento "El Juicio" cuando tomó conciencia de que quería ser escritor. No vamos a entrar en detalles sobre su vida privada, sólo destacar que en ese mismo año de 1912 conoció a Felice Bauer, una mujer, que fue determinante en su obra posterior. Pero, por otra parte, si tomamos los diarios del escritor, nos encontramos con un panorama totalmente distinto al del hombre agraciado por la inspiración...En las cientas de páginas se describe a otro, una persona atormentada por la espera, aunque, a su vez, él decía amarla y que le provocaba dicha. Sin embargo, también se preguntaba infinitas veces sobre la inspiración, como si ella, fuese ese castillo inalcanzable de su última novela supuestamente inacabada. Pero, al leer con detención esas memorias, empezamos a darnos cuenta que "La Condena" o cualquier otro relato o novela había convivido en su mente durante años y, probablemente, haya sido esa característica la que le haya dado a él ese aspecto atormentado que todos conocemos.

Antes de la inspiración, se encuentra la convivencia con los personajes, como si fuese un arquitecto que, en su cabeza, va trazando la estructura que esa historia va teniendo. Y, al igual que en toda convivencia, es muy importante la comunicación con ese mundo imaginario que vive dentro nuestro, ocuparse de esos personajes de la misma manera que con nuestra pareja o nuestros hijos. Se debe lograr cierto equilibrio espacial y temporal entre ellos y nosotros, para que entonces la ficción surja y se vuelque naturalmente en el papel; como si fuese un recién nacido.

Esta historia continuará en la próxima entrega...

"Bauer"

domingo, 27 de febrero de 2011

Palabras de escritores: Jorge Luis Borges



Hoy en "Palabras de escritores" Jorge Luis Borges quien tampoco necesita ninguna introducción a su persona. Se trata de una entrevista realizada por el conocido periodista español Joaquín Soler Serrano para la Televisión Española en 1976. Con una extrema y llamativa timidez, el maestro nos habla sobre el arte de escribir y la adjetivación. ¡Imperdible!

Taller Literario La Colmena

sábado, 26 de febrero de 2011

Palabras de escritores: Ernesto Sabato



En nuestra nueva sección de "Palabras de escritores", lo inauguramos con un escritor argentino que no necesita introducción: Ernesto Sabato. Esto es un extracto de un reportaje que le hizo el periodista Mariano Grondona para su programa "Hora Clave". Ernesto Sabato que, en este año, va a cumplir nada menos que cien años, sintetiza con una economía de palabras admirable sobre el ser humano, el sentido y la vida. Palabras esenciales para escuchar antes de sentarse frente a una página en blanco...

Taller Literario La Colmena

martes, 22 de febrero de 2011

Sobre la Creación Literaria: en siete días


 Mucho se ha hablado sobre la inspiración, las musas y todo lo que rodea al instante de sentarse a escribir un cuento o el comienzo de una novela. Supongamos, por un momento, que esa afirmación fuese cierta, entonces nos encontraríamos ante una vasta variedad de obras literarias y de escritores, inclusive, la labor del autor causaría envidia que, gracias a la providencia divina, crea personajes inolvidables, historias que fortelecen a una sociedad; también habría más lectores y se le daría otro carácter a la literatura. Haber, dejemos que la imaginación vuele y ubiquemos a nuestra pasión a la misma altura que las ciencias económicas y físicas, que su influencia fuera fundamental como la política o los descubrimientos científicos que resuelven dilemas médicos sobre enfermedades mortales. Aunque tampoco faltaría quienes dirían que todo se trata de un maléfico número de magia, cuyo propósito sería atontar a la población. Pero, bien, dejemos la fantasía a un lado; la verdad es tan diferente a lo que creemos...

La inspiración; podríamos verlo del siguiente modo: como un muchacho que, después de ver infinidad de películas románticas, sale a bailar con sus amistades teniendo la ilusión intacta de que se enamorará de una chica y que, ese encuentro, será un amor a primera vista cuando, la mayoría de las veces, sucede al contrario, y el muchacho, primero debe reponerse a rechazos amorosos, hasta conquistar un corazón. Se podría aplicar la misma situación con respecto a la inspiración, no por nada, generalmente, se la representa como a una mujer y veamos juntos qué sucede. Leemos una gran cantidad de libros, los que se te ocurran, podría ser "Conversaciones en la Catedral" de Mario Vargas Llosa o "Las Cenizas de la Fantasía" de Daniel Boggio; no importa...Nos sentimos fortalecidos al igual que ese chico después de ver películas románticas y pensamos que es posible; nosotros también podemos. Además nos enriquecemos con la lectura de alguna biografía sobre los autores o sobre esos libros que nos cautivaron y leemos anécdotas increíbles, situaciones propias de una novela. Entonces, rápido, nos dirigimos al escritorio, encendemos la lámpara, abrimos el cajón y ponemos ante nuestros ojos una hoja y un bolígrafo,  nos servimos un vaso de whisky para quienes lo prefieran o de Coca Cola si hablamos de abstemios y empezamos a trabajar; estamos inspirados. Al cabo de algunas líneas nos damos cuenta de que, escribiendo, ni somos Vargas Llosa ni Daniel Boggio. Rompemos la pluma y, frustrados, arrojamos el papel a la basura y nos cruzamos de brazos mientras nos decimos que nunca más volveremos a escribir una página, no jugaremos otra vez a la farsa ridícula del escritor. ¿Qué nos pasó? Pensemos que a Alonso Quijano le sucedió algo similar que a nosotros ahora: había leído tanta literatura caballeresca que se convirtió en Don Quijote, que se casaría con Dulcinea del Toboso y que los molinos eran los enemigos a vencer. Al principio de la novela, esa insólita persona que se hace llamar Don Quijote, es muy similar a nosotros, ingenuo e idealista, pero vemos, cómo, en el transcurso de la novela, Don Quijote se va transformando en él mismo, vuelve a la cordura, enferma y muere, pero el escéptico Sancho Panza, su escudero, termina convencido de que será gobernador de una ínsula y ese es nuestro propósito como escritores, hacerle creerles a los lectores, una mentira y esa mentira no se construye desde la inspiración sino después de haberse levantado de infinitas derrotas. Pero como bien queda explícito al final de la novela de Miguel de Cervantes Saavedra y, como también una vez dijo Roberto Bolaño, la literatura es un monstruo al que no no se puede vencer. Antes de ponemos a hablar sobre la inspiración, tenemos que enfrentar esa difícil verdad...

Esta historia continuará en la próxima entrega...

                                                                                                                                  "Bauer"

lunes, 21 de febrero de 2011

Hoy leemos a...

...Augusto Monterroso, más conocidos por sus microcuentos e historias breves.



Y tú, ¿qué tipo de escritor eres? ¿Te sientes más cómodo con la brevedad o con mayores extensiones? ¿Es un problema para ti? Si es así, existen técnicas o estrategias para solucionarlo y modificar tu estilo hasta que sea de tu agrado.


El Eclipse, de Augusto Monterroso

Cuando Fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topogáfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, en el convento de Los Abrojos, donde Carlos V condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo de su labor redentora
Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible, que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.
Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.
Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.
-Si me matáis-les dijo-, puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.
Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.
Dos horas después el corazón de Fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre una piedra de los sacrificios (brillante bajo la luz opaca de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

viernes, 18 de febrero de 2011

Sobre la Creación Literaria: el Bing Bang


 ¿Qué nos impulsa a escribir una historia? ¿A rellenar un papel que no necesita de palabras, guiones, puntos ni comas? Son preguntas que no tienen una respuesta única e, inclusive, me aventuraría a decir que ella no existe. Las historias que escribimos o vamos a escribir son anteriores a nosotros. 

Muchas veces me he engañado de la siguiente manera; pensaba que si no hubiese estado en tal lugar o no hubiese conocido a tal persona, no habría escrito aquel cuento, aquella poesía, pero no ha habido nada más lejos de la realidad que esa sensación. 

La familia Buendía de "Cien Años de Soledad" ya existía muchos años antes que Gabriel García Márquez decidiera divulgarla a través de una novela, lo mismo el Jakob Von Gunten de Robert Walser, por no mencionar la burocracia descripta por Franz Kafka en tantos cuentos. ¡Cuántos castillos y documentos qué completar! 

La ficción es tan milenaria como la creación del universo, no inventamos nada nuevo y, ése sería el primer error a resolver cuando nos sentamos frente a una hoja en blanco; ninguna cosa que se nos ocurra es original. A veces, esta problemática se aclara, si primero nos reservamos algo de tiempo para leer, por ejemplo, sobre la dinastía Chou de la antigua China (1046- 256 AC) y nos daremos cuenta de que todos las preocupaciones que acosaban y limitaban al hombre de ese entonces son las mismas que ahora: las pasiones, el amor, la muerte, la falta de dinero... Muchas veces creemos ingenuamente que antes las personas no mataban por codicia, no morían de amor, no tenían conflictos sexuales; que el hombre moderno ha creado a Madame Bovary o a Hamlet. A diferencia a esas épocas, hay más elementos informativos, sin embargo, eso no ha modificado su esencia. Pero escribimos con ese pre-concepto en la cabeza y, entonces antes de coger un lápiz o sentarse frente a la computadora, sería recomendable quitarnos de la mente esa idea con la lectura y llegar a la conclusión de que los temas que preocuparon al hombre del pasado y el de ahora fueron los mismos. 

Pues, durante un segundo, imaginemos que esas historias son un patrón genético que llevamos dentro desde el momento que nacemos, depende de nosotros explotarlas o no. Y quiero decir todos, el chófer de autobuses, el mecánico, el gran empresario, todos nacemos con esas historias en el interior. El oficio de escribir una historia; es un oficio como cualquier otro que requiere de tiempo, dedicación y, lo más importante, perseverancia. Este último adjetivo es muy importante pulirlo porque suele ser fundamental a la hora de escribir una ficción, es la parte del talento menos tenido en cuenta y que, injustamente, se lo desprecia. Pero, también, debemos entender que es un proceso largo, complejo y sinuoso; donde lo más probable sea que nos desanimemos a los pocos días o meses si nos logramos los resultados que buscamos.

Esta historia continuará en la próxima entrega.....

                                                                               "Bauer"

jueves, 17 de febrero de 2011

La poesía como cierre

¿Cómo escribir una historia hacia atrás? Escribiendo primero el final, por ejemplo. O bien, tomando otro texto como cierre e imaginando los caminos que llevaron a ese desenlace.
Esto puede hacer con cualquier escrito, pero la poesía, en su lenguaje más sintético y a la vez metafórico, brinda más posibilidades. Como invitación a la experiencia, un poema de Jacques Prévert:




DESAYUNO

Echó café
en la taza.
Echó leche
en la taza de café.
Echó azúcar
en el café con leche.
Con la cucharilla
lo revolvió.
Bebió el café con leche.
Dejó la taza.
Sin hablarme
encendió un cigarrillo.
Hizo anillos
de humo.
Volcó la ceniza
en el cenicero.
Sin hablarme.
Sin mirarme.
Se puso de pie.
Se puso
el sombrero.
Se puso
el impermeable
porque llovía
y se marchó
bajo la lluvia.
Sin decir palabra.
Sin mirarme.
Y me cubrí
la cara con las manos
y lloré.

lunes, 14 de febrero de 2011

El cine como punto de partida

Algunas películas nos presentan una historia de la manera tradicional: una introducción, un nudo y un desenlace. Es posible reflexionar sobre la trama, hacerse cuestionamientos, pero si se trata de un argumento cerrado, no dará mucho lugar para la creación.

Sin embargo, existe otro tipo de películas, donde el espectador se ve obligado a hacer interpretaciones, rellenar blancos, imaginar un final u otras variantes. En estos casos, tenemos la invitación a probar nuestras letras. No se trata de un plagio, sólo un ejercicio de creación. Podemos tomar lo "no dicho" en la cinta y escribirlo. O elegir un personaje y desarrollarlo (su biografía, su autobiografía, su futuro luego de esos hechos, etc.). O cambiar algún elemento de la trama que alteraría el resto. Las posibilidades son muchísimas, sólo depende de nuestras ganas y del vuelo de nuestra mente.

Como ejemplo, una película que puede inspirarnos y provocarnos a escribir es "La cinta blanca" del director Michael Haneke. Aquí está el trailer con subtítulos en español y el afiche de su estreno.





Y lo más importante: no habrá ninguna versión "correcta" o "incorrecta", porque todo podría haber sido tal como en nuestro relato, en nuestra propia versión...

sábado, 12 de febrero de 2011

Otro decálogo, para cuentistas

En nuestro primer artículo, nos planteamos si existen reglas para escribir. Muchos han sido los escritores que han hecho intentos de sistematización. Hoy compartimos los consejos para cuentistas que dejara Horacio Quiroga. Por supuesto, cada uno podrá discutir los distintos puntos, pero vale la pena repensarlos.



DECÁLOGO DEL PERFECTO CUENTISTA
 de HORACIO QUIROGA


1.      Cree en el maestro (Poe, Maupassant, Kipling, Chejov) como en Dios mismo.
2.     Cree que tu arte es una cima inaccesible. No sueñes con dominarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.
3.      Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que cualquier otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.
4.      Ten fe ciega, no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con el que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.
5.      No empieces a escribir sin saber desde la primera línea adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi siempre la misma importancia que las tres últimas.
6.      Si quieres expresar con inquietud esta circunstancia “Desde el río soplaba un viento frío”, no hay en lengua humana más palabras que las expresadas para expresarla.
7.      No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.
8.      Toma a los personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.
9.      No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir y evócala. Si eres capaz de revivirla tal cual fue, has llegado a la mitad del camino.
10. No pienses en los amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si el relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene vida en un cuento.

jueves, 10 de febrero de 2011

El bloqueo del escritor

¿Quién no se ha sentido bloqueado alguna vez? Y no un día, sino por un largo período. ¿Quién no tiene un texto a medio terminar, sin saber hacia dónde ir?




Hay muchísimas técnicas para desbloquearse. O para intentar que no nos pase con frecuencia.
Aquí hay una sugerencia.
Tú eres escritor. Por eso estás leyendo este artículo, ¿verdad? O deseas serlo. En todo caso, puedes hacer esta experiencia.
Tómate unos minutos para ti, relájate, elige un momento sin posibilidad de interrupciones.
Escribe y completa las siguientes frases. Algunas pueden parecerte no pertinentes, pero de todos modos, generarán asociaciones beneficiosas.

a) La primera vez que pensé en ser escritor fue...
b) Crecí pensando que los artistas eran personas ...
c) La persona que más me desalentó fue... y yo le creí porque...
d) La persona que creía en mí en este aspecto era...
e) Recuerdo una vez que...
f) Pienso que mis posibilidades artísticas...
g) Mi modelo es... porque...
h) Si me considero una persona con talento, entonces ... 


Este es un primer paso. Si persistes y aplicas otras técnicas similares, el bloqueo será parte del pasado.
Buena suerte!

martes, 8 de febrero de 2011

La escritura grupal

¿Es posible escribir una novela con más de una persona? En el taller virtual que hicimos durante 2009, cuatro integrantes y yo elaboramos una novela corta, llamada "Charada por cuatro". Fue una experiencia enriquecedora, aunque para nada simple.





En el siguiente artículo, hay mucho más de cuatro... Para compartir y discutir...

http://www.lanacion.com.ar/1346333

lunes, 7 de febrero de 2011

Primera invitación a escribir...

¿Qué te sugiere esta imagen? 

¿Podrías escribir una historia a partir de ella?


Anímate...


domingo, 6 de febrero de 2011

LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE UN ESCRITOR según Stephen Vizinczey

¿Existe un decálogo para ser escritor? No estoy segura. Sin embargo, el siguiente artículo es una buena ocasión para discutir y reflexionar. ¿Sentido del humor? ¿Ironía? ¿Consejos reales?

LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE UN ESCRITOR


según Stephen Vizinczey
(escritor húngaro contemporáneo,
autor de las novelas “En brazos de la mujer madura” y “Un millonario inocente”)

1.       No beberás ni fumarás ni te drogarás. Para ser un escritor necesitas todo el cerebro que tienes.
2.       No tendrás costumbres caras. Es preciso decidir qué es más importante para uno: vivir bien o escribir bien. No hay que atormentarse con ambiciones contradictorias.
3.       Soñarás y escribirás y soñarás y volverás a escribir. No dejes a nadie decirte que estás perdiendo el tiempo cuando tienes la mirada perdida en el vacío. No existe otra forma de concebir un mundo imaginario. Nunca te sientes ante una página en blanco para inventar algo. Sueña despierto con tus personajes, sus vidas y sus luchas, y luego relata lo que has presenciado.
4.       No serás vanidoso. La mayor parte de los libros malos lo son porque sus autores trataron de justificarse a sí mismos. Dejé de tomarme en serio a la edad de veintisiete años y desde entonces me he considerado sencillamente materia prima. Todos mis personajes están hechos de mí mismo más observación.
5.       No serás modesto. La modestia es una excusa para la pereza y la complacencia; las ambiciones pequeñas suscitan esfuerzos pequeños. Nunca he conocido a un escritor que no ambicionara ser grande.
6.       Pensarás sin cesar en los que son verdaderamente grandes. Ninguno de nosotros tiene oportunidad de conocer personalmente a muchos grandes hombres, pero podemos frecuentarlos leyendo sus memorias, diarios y cartas. Hay que evitar las biografías sobre ellos.
7.       No dejarás pasar un solo día sin releer algo grande. Nade de lo que se ha hecho puede decirte cómo hacer algo nuevo, y no se debe cometer el error común de querer leerlo para estar bien informado (eso sirve para brillar en las reuniones sociales). Pero hay que leer al menos cinco veces unos cuantos grandes libros hasta comprender por qué son buenos, y cómo fueron construidos. Cuando comprendas esto, sabrás realmente algo.
8.       No adorarás Londres, París o Nueva York. Aunque vivas en el quinto infierno no hay razón para sentirse aislado. Si posees unos cuantos buenos libros y no dejas de releerlos, tienes acceso a más secretos de la literatura que la mayoría. No hay que perder tiempo preocupándose por lo que esté de moda (el estilo idóneo, el tema idóneo, qué clase de libros ganan los premios). Todo gran escritor lo logró en sus propios términos.
9.       Escribirás para complacerte a ti mismo. No escribas sobre lo que no te interesa; perderás entusiasmo y malgastarás esfuerzos. No busques temas; cualquier cosa en la que no puedas dejar de pensar es tu tema. No es fácil ser fiel a lo que realmente nos importa, pero si logras complacerte a ti mismo, a tu yo verdadero, tienes la posibilidad de escribir un libro que agrade a miles. Esto es así porque, quienquiera que seas, hay en el mundo miles de personas parecidas a ti. Ningún escritor ha logrado complacer a lectores que no compartieran su actitud básica ante la vida, la muerte, el sexo o el dinero y que no estuvieran más o menos en su mismo nivel de inteligencia, mucha o poca.
10.   Serás difícil de complacer. Escribir empieza a ser emocionante de verdad para mí cuando releo lo que llevo escrito y me atrae como lector. Todo lo que no añade nada a mi comprensión de los personajes o de la historia puede eliminarse.