Esto puede hacer con cualquier escrito, pero la poesía, en su lenguaje más sintético y a la vez metafórico, brinda más posibilidades. Como invitación a la experiencia, un poema de Jacques Prévert:
DESAYUNO
Echó café
en la taza.
Echó leche
en la taza de café.
Echó azúcar
en el café con leche.
Con la cucharilla
lo revolvió.
Bebió el café con leche.
Dejó la taza.
Sin hablarme
encendió un cigarrillo.
Hizo anillos
de humo.
Volcó la ceniza
en el cenicero.
Sin hablarme.
Sin mirarme.
Se puso de pie.
Se puso
el sombrero.
Se puso
el impermeable
porque llovía
y se marchó
bajo la lluvia.
Sin decir palabra.
Sin mirarme.
Y me cubrí
la cara con las manos
y lloré.